Historias de cuarentena: Elsa, Italia
Historia y Cultura

Historias de cuarentena: Elsa, Italia

Aunque la situación de confinamiento es diferente en cada país europeo, todos hemos tenido que adaptar nuestros hábitos de alimentación, nuestra forma de cocinar y hacer las compras. Varias personas en toda Europa se han abierto a contarnos sus historias sobre la forma en que sus vidas han cambiado durante estos tiempos extraños.

ELSA (26 AÑOS), PARMA, ITALY

Italia está en cuarentena desde el 8 de marzo. Lo recuerdo perfectamente porque quería salir a cenar esa noche, pero me cancelaron la reserva. Como trabajo de enfermera, todavía tengo que salir de casa para ir a trabajar al hospital. Debido a la naturaleza de mi trabajo, que me obliga a hacer turnos largos en diferentes momentos de la semana, ya estaba acostumbrada a comprar alimentos congelados y también congelar muchos alimentos frescos. Es la mejor opción para mí por el cansancio y el poco tiempo que tengo para cocinar cuando llego a casa. Sin embargo, una vez a la semana compraba frutas y verduras frescas, al menos en mis días libres. Desde que comenzó la crisis del coronavirus, mi nevera está casi vacía y como casi alimentos congelados solamente.

En las tiendas de alimentación a las que voy encuentro más abundancia de artículos que en casa. Soy más cuidadosa con las cosas que necesito comprar, por lo que no tengo que ir al supermercado una vez cada 7 o 10 días. Si de pronto me quedo sin yogur, por ejemplo, simplemente no lo como durante una semana, hasta que vuelva a la tienda. Pero al estar sola, tengo que hacer previsiones solo para mí, así que no acumulo comida como se ha visto en las noticias.

Solía comer pescado dos veces a la semana, que ahora sustituyo por carne magra. Tengo este sentimiento de que tengo que comer el pescado fresco, así que de momento no lo voy a cocinar. El pescado fresco es mucho mejor. Yo diría que cuando empezó este período, comía mejor. Pero mi forma de comer se empeoró según mi estado de ánimo. Ahora llego a casa del trabajo de mal humor y como de forma emocional. Esta semana estaba muy nerviosa y me compré una colomba (un postre tradicional italiano de Navidad similar al panettone, con forma de paloma) y me la comí yo sola en dos días. Además, antes del coronavirus, solía ir al comedor del hospital al menos dos veces a la semana. Todavía está abierto, pero no quiero ir, no me siento segura. Por poco más de un euro, me dan un plato principal, una guarnición y fruta. Incluso si salía del trabajo sintiéndome nerviosa, seguía comiendo bien. Mientras que ahora, después de un día horrible de trabajo, me voy a casa y lo primero que hago es mal comer.

Pero he empezado a preparar mi propia comida 'basura' de vez en cuando. A menudo hago un poco de focaccia con agua y harina que cocino en una sartén. Está bueno. También hago pizza, pastel, pan, ¡incluso un gran huevo de chocolate con un globo! Antes de este período, nunca habría pasado una mañana entera haciendo eso durante un día libre. Aunque sigo trabajando, tengo más tiempo, porque tengo que pasar todo mi tiempo libre sola. También pensé que sería más torpe en la cocina. Antes, cuando intentaba hacer pasteles, siempre los sacaba del horno demasiado pronto y me los comía crudos. Pensaba que era una cocinera horrible. Tal vez fuera solamente porque siempre tenía prisa. Ahora tengo más paciencia y lo estoy haciendo mucho mejor. No digo que, de ahora en adelante, cada vez que coma pizza la prepare yo misma. Pero de vez en cuando, ¿por qué no?

Referencias
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