¿Es la soja perjudicial para el medio ambiente?
Primero la Tierra

¿Es la soja perjudicial para el medio ambiente?

¿La soja es mala para el medio ambiente? Producida internacionalmente a una escala colosal, la soja tiene un impacto ambiental enorme, pero probablemente no por las razones que crees. Sigue leyendo para descubrir la fuerza impulsora oculta detrás de la deforestación relacionada con la soja y por qué comer alternativas a base de vegetales como la soja sigue siendo la mejor opción para el planeta.

LOS ORÍGENES DE LA SOJA

La soja, una especie de leguminosa originaria del este de Asia, ha ocupado durante milenios un lugar importante en la cocina y la cultura asiáticas. Solo en los últimos cien años la soja ha entrado en las dietas occidentales y, desde entonces, su cultivo ha crecido hasta convertirse en uno de los productos agrícolas más esenciales y rentables del mundo. En solo 50 años, la producción de soja se ha multiplicado por 15, experimentando una de las mayores expansiones de cualquier cultivo mundial.1 Hoy en día, la soja se cultiva a una escala mundial inmensa, con Estados Unidos y América del Sur dominando la producción (esta última produce casi 50 % de la producción mundial).2

Desafortunadamente, esta expansión ha tenido un coste. A medida que aumenta la demanda, grandes áreas de tierra natural se convierten en plantaciones de soja, lo que provoca una deforestación a gran escala y otros efectos devastadores en cadena, que van desde la pérdida de biodiversidad y el aumento de las emisiones de carbono hasta la erosión del suelo y la contaminación del agua.

Pero la tasa y la escala perjudiciales a las que estamos produciendo soja en la actualidad no se debe a que de repente estemos comiendo más alimentos hechos con soja, la verdadera razón es mucho más sorprendente.

ENTONCES, ¿QUÉ ESTÁ IMPULSANDO REALMENTE LA DEMANDA DE SOJA?

Durante años hemos visto la perpetuación de un estereotipo en gran parte falso. El aumento de la producción de soja refleja el crecimiento de la popularidad de las dietas veganas y vegetarianas. Este mito erróneo ha ayudado a estimular la creencia generalizada de que los alimentos a base de soja (y los veganos y vegetarianos que los consumen) son responsables de la destrucción del medio ambiente al mismo nivel que los productos de origen animal, como la carne y los lácteos.

Y aunque la producción de soja tiene un coste ambiental, la mayor parte no se cultiva por las razones que pensamos: el verdadero impulsor del cultivo excesivo de soja no son los fervientes veganos y vegetarianos, sino, contrariamente a lo que se piensa, se debe a las industrias de la carne, los lácteos y los huevos. La gran mayoría de la soja del mundo - entre el 80 y el 90% - se utiliza como alimento para los animales de granja. De la soja que queda, solo el 6% se convierte en productos de soja para el consumo humano.3

SOJA: EL INGREDIENTE FANTASMA DE NUESTROS PLATOS

La mayor parte del ganado, desde cerdos hasta vacas, aves de corral y peces de cultivo, se alimentan con soja. ¿Por qué? Porque es económico y eficaz. De hecho, la soja al tener un alto contenido proteico se ha convertido en un cultivo para piensos tan popular que cada año el ciudadano europeo de media consume 61 kg de soja indirectamente a través de los productos que consumimos de origen animal. 4 La realidad es un tanto irónica - y es que es más probable que la soja aparezca en nuestros platos como ingrediente fantasma cuando estamos comiendo un filete o tomando un batido, que en el tofu.5 Con esto en mente, es hora de dejar las cosas claras - la huella ambiental de la soja cultivada para hacer piensos supera con creces la de la soja cultivada para el consumo humano.

Echemos un vistazo a algunos de los mayores impactos ambientales que plantea la producción industrial de soja y por qué la soja sigue siendo una alternativa ecológica cuando se consume de forma correcta.

1. DEFORESTACIÓN

La soja es un cultivo anual, es decir, cada planta de soja genera rendimiento una vez durante su ciclo vital y prácticamente no responden a los fertilizantes. Esto significa que para aumentar el rendimiento y satisfacer la demanda, hay que plantar más soja, lo que requiere más tierra. Desafortunadamente, en los países tropicales donde la soja se produce principalmente, esto da como resultado que grandes áreas de tierra virgen sean despejadas para cultivar soja. En todo el mundo, el cultivo de soja ocupa un área del tamaño de Francia, Bélgica, Alemania y los Países Bajos unidos, lo que lo convierte en el segundo factor agrícola más importante de deforestación después de la carne de ternera.3,6

Pero es en América del Sur en particular donde se ha concentrado la mayor parte de la deforestación relacionada con la soja - principalmente Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay. En 2018, el área total de tierra en América del Sur dedicada a la soja ascendió a más de 57 millones de hectáreas - un área más grande que Francia.7 Y con una producción creciente, es probable que continúe la deforestación en estas regiones, con consecuencias devastadoras para las plantas y los animales que habitan estos espacios.

2. LA BIODIVERSIDAD AMENAZADA

A medida que se convierten grandes extensiones de tierra, se pierden hábitats y se destruyen ecosistemas vitales, lo que provoca una pérdida de biodiversidad a gran escala. La cuenca del Cerrado, la región de la sabana tropical de Brasil, es un excelente ejemplo de esto. Como la sabana con mayor biodiversidad del mundo, el Cerrado es el hogar de una gran variedad de animales salvajes, que alberga alrededor del 5% de las especies vivas de la Tierra.8

Lamentablemente, con un clima y una tierra favorable para la agricultura, una protección limitada de la conservación del medioambiente, junto con sanciones insignificantes por la tala de bosques, en las últimas décadas se ha perdido casi la mitad de la vegetación nativa del Cerrado debido a la agroindustria intensiva - de la cual la soja forma una parte central.

Las imágenes de satélite tomadas entre 2006 y 2017 revelaron que se talaron 170.000 hectáreas de bosque del Cerrado para cultivar soja.9 Y, en gran parte, esto es legal - de hecho, según el Código Forestal de Brasil, solo el 20% de las tierras del Cerrado de propiedad privada (en comparación con 80 % en las selvas tropicales del Amazonas) debe reservarse para la conservación - lo que significa que el 80% restante puede ser deforestado legalmente para el cultivo de soja.10 Investigaciones recientes proyectan que si la agroindustria continuara en el Cerrado al ritmo actual, para 2050 este paisaje extraordinario  y las especies dentro de él habrán desaparecido en gran medida.11

3. EMISIONES DE CARBONO

El comercio y la producción a nivel mundial de soja no solo genera un impacto en la biodiversidad, también afectan al clima de la Tierra, liberando cantidades importantes de gases de efecto invernadero. Y la conversión de tierras nativas en tierras agrícolas - como hemos visto en el Cerrado y en otros lugares, parece ser el principal colaborador a las emisiones.12 Dado que los bosques absorben y almacenan cantidades gigantescas de dióxido de carbono (solo la selva amazónica tiene alrededor de 76 mil millones toneladas de CO2 - o el equivalente a 21 años de las emisiones de carbono anuales actuales de Europa13,14) cuando se talan los bosques para producir cultivos como la soja, se liberan cantidades perjudiciales de CO2 a nuestra atmósfera. Además, la cosecha y el procesamiento mecanizados de la soja, junto con los kilómetros que realizan los alimentos durante la exportación, presentan otra carga más de emisiones.

Dicho esto, es importante tener en cuenta que, desde la perspectiva de las emisiones, comer a base de soja sigue siendo, con mucho, la opción más ecológica. Consumir tofu 1-2 veces por semana al año aporta solo 12 kg en emisiones de carbono, mientras que la misma cantidad en carne de ternera aporta unos 604 kg - suficiente para calentar una casa en el Reino Unido durante 95 días.15

4. LA EROSIÓN DE LA TIERRA

La agricultura es una de las principales causas de la erosión del suelo en todo el mundo y la producción de soja no es una excepción. Con el tiempo, prácticas como el arado y el riego intensivo, junto con la falta de protección contra el viento de los árboles, perturban y agotan la capa superior del suelo rica en nutrientes. Cada año, Brasil pierde aproximadamente 55 millones de toneladas de tierra fértil debido al cultivo de soja. Los efectos de esta pérdida son alarmantes - a medida que se pierde suelo fértil, la productividad de las tierras agrícolas disminuye, lo que amenaza el rendimiento de los cultivos y la seguridad alimentaria mundial a largo plazo.16

5. EL AGUA, UN RECURSO NATURAL QUE SE AGOTA.

Dado que la soja requiere mucha agua para crecer (se requieren casi 300 litros de agua para producir 1 litro de leche de soja), este uso insostenible de agua agota las reservas naturales de agua subterránea. Además, los vehículos agrícolas, como los tractores, con el tiempo compactan la tierra , impidiendo así que el agua se reabsorba en estos depósitos. El resultado: una disminución de la cantidad de agua disponible para las comunidades locales, la flora y la fauna

Desafortunadamente, el cultivo industrial de soja también deteriora la calidad del agua. Al depender de agroquímicos como pesticidas y fertilizantes, el cultivo de soja produce una contaminación en las fuentes de agua circundantes - como ríos y estuarios, dañando la vida silvestre y planteando problemas de salud a las comunidades rurales.16

ALIMENTANDO A LA POBLACIÓN CADA VEZ MAYOR DE LA TIERRA

A medida que la población mundial aumenta y la clase media se expande, la demanda de alimentos de origen animal también aumenta. Para 2025, se espera que la producción mundial de carne de ternera y cerdo aumente en un 22% en comparación con hace una década, las aves de corral en un 26%, los lácteos en un 18% y los huevos hasta en un 27% para 2030.17,18,19 A medida que esta demanda aumenta, será necesario despejar más tierras para cultivar piensos a base de soja.

Pero la ganadería y el cultivo de soja asociado ya utilizan una cantidad desproporcionada de tierra y recursos: según la FAO, las tierras de pastoreo y las tierras de cultivo designadas para la alimentación animal comprenden casi el 80% de todas las tierras agrícolas.20 Para evitar mayores daños ambientales y alimentar al mundo de manera sostenible, necesitamos utilizar la tierra cultivable de manera más eficiente.

¿PODRÍA SER LA SOJA UNA SOLUCIÓN?

Irónicamente, aceptar la soja como sustituto de las proteínas podría ser clave para la solución. La soja, cuando se consume directamente por las personas (en lugar de filtrarse a través de las cadenas alimentarias del ganado), es increíblemente eficiente en cuanto al uso de la tierra. Para explicarlo de forma más clara:  producir la misma cantidad de proteína de pollo que de soja requiere 3 veces el área de tierra, en cuanto al cerdo 9 veces y si hablamos de la carne de ternera, 32 veces. De hecho, en lo que respecta a la ingesta de proteínas, si el mundo cambiara la proteína de la carne por la proteína de soja, la deforestación agrícola disminuiría hasta en un 94% .21

En otras palabras, reduciendo nuestra dependencia de los productos animales al aumentar nuestro consumo de alternativas a base de soja nos ayudaría a alimentar a más personas mientras usamos muchísima menos tierra y protegería el planeta durante el proceso. Pero aprovechar la sostenibilidad innata de la soja depende de una condición crucial - que sea consumida por las personas, no por el ganado

¿QUÉ PODEMOS HACER COMO CONSUMIDORES?

Como hemos visto, cada vez que comemos productos de origen animal nos hacemos responsables por el daño ambiental teniendo en cuenta dos puntos: tanto directamente por los impactos negativos asociados con la agricultura animal, como indirectamente a través de la demanda de soja para la producción de pienso. Con esto en mente, elegir alternativas a base de plantas como la soja casi siempre será más sostenible que comer el equivalente en productos animales. Sin embargo, comer alimentos a base de soja puede ser aún más ecológico cuando se hace junto con lo siguiente:

  • Reducir el consumo de productos animales: la forma más directa de reducir el daño ambiental relacionado con la soja es reducir nuestro consumo de productos animales. Por ejemplo, un informe de WWF encontró que, si todos redujeran su consumo de carne a solo las pautas nutricionales, 650 millones de hectáreas - o 1,5 veces la superficie de la UE, se salvarían de la producción agrícola.4
  • Compra en los establecimientos locales: la mayor parte de la soja que comemos es importada del exterior, lo que contribuye a las emisiones de carbono. Siempre que sea posible, trate de obtener productos de soja de productores locales para reducir el kilometraje aéreo. Sin embargo, es importante tener en cuenta cómo se cultiva la soja local - en algunos casos, las investigaciones han demostrado que los cultivos que se realizan localmente en invernaderos con calefacción y con iluminación artificial pueden generar más CO2 que los cultivos que se realizan al aire libre y se transportan.22
  • Compra productos orgánicos: cuando comprar productos locales no sea una opción, opte por productos orgánicos. Los productos orgánicos (según los estándares de la UE) evitan los fertilizantes químicos y pesticidas, lo que reduce la cantidad de daño ambiental causado por la producción. Empresas como Tofurei, Taifun, Tofu y Tofoo fabrican productos de soja orgánicos, mientras que distribuidores como Infinity Foods, Suma y Essential son excelentes lugares para obtener productos de soja orgánicos y sostenibles.

¿Te ha sorprendido descubrir que los productos elaborados para los animales impulsan en gran medida la producción extensiva de la soja? 

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Referencias
  1. WWF.org. ‘Soy: Overview’. Accessed June 12th 2020.
  2. Trase Earth (2018). “Soy Expansion in South America’. Accessed on June 12th 2020.
  3. WWF (2014). ‘The Growth of Soy. Impacts and Solutions’. Accessed June 13th 2020.
  4. WWF (2017). ‘Appetite For Destruction’. Accessed June 12th 2020.
  5. Union of Concerned Scientists (2015). ‘Soybeans’. Accessed June 12th 2020.
  6. Brack, Glover and Wellesley (2016). ‘Agricultural Commodity Supply Chains. Trade, Consumption and Deforestation’. Accessed June 13th 2020.
  7. FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations). Accessed June 12th 2020.
  8. Nature, Ecology and Evolution (2017). ‘Spotlight on South America’. Accessed June 13th 2020.
  9. Mongabay (2019). ‘Brazil Soy Trade Linked to Widespread Deforestation & Carbon Emissions’. Accessed June 13th 2020.
  10. Jordan for Unearthed (2019). ‘Soy Traders Going “Deforestation-free” Still Fuelling Destruction of Brazil’s Cerrado’. Accessed June 13th 2020.
  11. Nature, Ecology and Evolution (2017). ‘A Moment of Truth for the Cerrado Hotspot’. Accessed June 12th 2020.
  12. Science Daily (2020). ‘Global Trade in Soy Has Major Implications For Climate’. Accessed June 13th 2020.
  13. Helmholtz Association of German Research Centres (2019). ‘The Forests of the Amazon are an Important Carbon Sink’. Accessed June 13th 2020.
  14. Our World in Data (2019). ‘CO2 and Greenhouse Gas Emissions. How Have Global CO2 Emissions Changed Over Time’. Accessed June 13th 2020.
  15. Stylianou, Guibourg and Briggs (2019). ‘Climate Change Food Calculator: What’s Your Diet’s Carbon Footprint?’. Accessed June 13th 2020.
  16. WWF. ‘Facts About Soy Production and the Basel Criteria’. Accessed June 12th 2020.
  17. OECD/FAO (2016). ‘Meat’, in OECD-FAO ‘Agricultural Outlook 2016-2025’. Accessed June 12th 2020.
  18. Zootecnica International (2018). ‘A Projection of the Future Dynamics in Global Egg Production’. Accessed June 12th 2020.
  19. FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations). ‘The Global Dairy Sector: Facts’. Accessed June 13th 2020.
  20. FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) (2009). ‘The State of Food and Agriculture’. Accessed June 12th 2020.
  21. Monbiot for The Guardian (2015). ‘There's a Population Crisis All Right. But Probably Not The One You Think’. Accessed June 12th 2020.
  22. Shackford (2014). ‘Indoor Urban Farms Called Wasteful, ‘Pie in the Sky’.’ Accessed June 13th 2020.

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