¿Cuál es el verdadero impacto medioambiental de la producción de carne?
Primero la Tierra

¿Cuál es el verdadero impacto medioambiental de la producción de carne?

Todos hemos escuchado que la carne (y la producción de carne en particular) es mala para el medioambiente. Pero lo que importa no es solo la carne que comes, sino también cómo se produce. Parece que algunas granjas de ganado, las que utilizan métodos más sostenibles, causan mucho menos daño al mundo natural que otras.

La producción de carne de ternera conlleva una enorme huella ecológica, lo que contribuye a la degradación de la tierra y el agua, la deforestación, la lluvia ácida, la pérdida de biodiversidad e incluso la degeneración de los arrecifes de coral. Pero detrás de todo esto parece que hay buenas noticias para aquellos que quieren ser más sostenibles, pero que todavía no pueden renunciar a la carne: parece que el problema tiene muchos más matices que simplemente 'la carne de ternera es mala'.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford y Agroscope (el Instituto de Investigación Agrícola de Suiza) ha encontrado grandes diferencias en el impacto medioambiental entre diferentes productores de carne y productos animales. Los investigadores examinaron de cerca el impacto medioambiental de casi 40.000 granjas y 1.600 procesadores, fábricas de envasado y minoristas, creando la base de datos más completa sobre el impacto medioambiental del sector alimentario jamás recopilada.

MÉTODOS DE PRODUCCIÓN GANADERA, “IMPACTO MEDIOAMBIENTAL”

No todas las prácticas agrícolas son igualmente sostenibles. El tamaño, los métodos y la ubicación geográfica de una granja, así como la cantidad de carne procesada, envasada y el transporte que experimentan sus productos a lo largo de su ciclo de vida, contribuyen al impacto medioambiental de la granja. Para darle una idea de la escala, las granjas varían en tamaño desde alrededor de 0,5 hectáreas en Uganda hasta 3. 000 hectáreas en Australia y el uso de fertilizantes minerales varía desde 1 kg de nitrógeno por hectárea en Uganda hasta 300 kg en China.1

Teniendo en cuenta la diferencia entre estos factores, los investigadores pudieron distinguir entre productores de carne de 'alto impacto medioambiental' y 'de bajo impacto medioambiental' cuantificando diferentes aspectos del daño ambiental, como la cantidad de tierra o agua dulce utilizada, el nivel de emisiones de gases de efecto invernadero o la contribución de una explotación a la acidificación y eutrofización de los ríos.

LOS DIFERENTES IMPACTOS MEDIOAMBIENTALES EN LA PRODUCCIÓN DE CARNE

Cuando se trata de la industria cárnica, los productores de carne de ternera de alto impacto difieren enormemente de sus contrapartes de bajo impacto: 1

  • Liberan 12 veces más CO2 que los productores de bajo impacto;
  • Usan hasta 50 veces más tierra que las granjas de bajo impacto.

Estas asombrosas diferencias explican por qué el 25% de las granjas de carne contribuyen con más de la mitad de todos los daños ambientales relacionados con la producción de la misma.

¿QUÉ PASARÍA SI TODAS LAS GRANJAS DE CARNE SE CONVIRTIERAN EN GANADERÍAS DE BAJO IMPACTO?

Desafortunadamente, incluso la carne producida por las granjas más respetuosas con el entorno tiene un mayor impacto en el medioambiente que las “peores” plantaciones de verduras ecológicas.  Un ejemplo concreto: un litro de leche de vaca de bajo impacto utiliza casi el doble de tierra y genera casi el doble de emisiones, que un litro de 'leche' de soja. 1

Pinchando aquí puedes leer un artículo sobre el impacto medioambiental de la carne de caza.

COMER MENOS CARNE EN COMPARACIÓN CON UNA DIETA BASADA EN PLANTAS

Los productos de la industria cárnica, la acuicultura, los huevos y los lácteos ya utilizan alrededor del 83% de las tierras agrícolas del mundo y contribuyen con más de la mitad de las emisiones de los alimentos, por lo que no sorprende que este estudio confirmara que una dieta basada en plantas sigue siendo la opción más sostenible. Si todos basáramos nuestra dieta en productos de origen vegetal reduciríamos a la mitad las emisiones de CO2, la acidificación y la eutrofización asociadas con nuestras dietas y reduciríamos la cantidad de tierra utilizada para cultivar nuestros alimentos en un 76% a nivel mundial. En EE. UU., donde la gente come tres veces más carne que la media mundial, optar por un producto totalmente vegetal ayudaría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con los alimentos hasta en un 73%.1

Sin embargo, hay buenas noticias para aquellos que quieren ser más sostenibles, pero no pueden o no quieren sacar todos los productos de origen animal de sus platos. El estudio encontró que, si reducimos a la mitad nuestro consumo de productos de origen animal y solo los compráramos a productores de bajo impacto, ¡sería un 70% tan efectivo como volvernos totalmente veganos!

LA NECESIDAD DE NUEVAS ETIQUETAS DE SOSTENIBILIDAD EN EL ENVASE DE LOS ALIMENTOS

Lamentablemente, la mayoría de nosotros todavía no tenemos ni idea de cómo distinguir a un productor de alto impacto, de un productor de bajo impacto en un supermercado. Una solución podría ser la introducción de etiquetas en el envase, que podrían ayudar a identificar el impacto de cada productor específico (por ejemplo, una etiqueta verde para bajo impacto, una amarilla para impacto medio y una roja para alto impacto) y por lo tanto ayudarnos a todos a tomar una decisión con más información sobre lo que compramos.

Las etiquetas ecológicas también podrían animar a los agricultores a monitorear y comunicar sus esfuerzos para reducir sus impactos a los proveedores y clientes y para que los proveedores obtengan sus productos de productores más sostenibles. En otras palabras, una información más transparente sobre la procedencia de nuestros alimentos realmente podría ayudarnos a tomar decisiones más ecológicas, sin tener que hacer cambios radicales en nuestras dietas y estilos de vida.

Aquí puedes leer un artículo sobre las etiquetas de sostenibilidad y cómo deben cambiar.

LOS GOBIERNOS TAMBIÉN DEBEN ACTUAR

Sin embargo, el estudio destacó que las intenciones de los consumidores por sí solas no pueden marcar la diferencia a menos que estén respaldadas por políticas de transparencia e incentivos financieros que apoyen un consumo más sostenible. La responsabilidad no puede recaer completamente sobre nuestros hombros; es hora de que nuestros gobiernos utilicen la tecnología y el conocimiento que tienen disponibles, para garantizar que las elecciones sostenibles sean más fáciles de tomar. ¿Será el Pacto Verde de la UE la respuesta que estamos buscando? Tendremos que esperar y ver.

 ¿Qué opinas del impacto medioambiental de la producción de carne de ternera? Deja tus comentarios a continuación.

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